Introducción
César Chávez era el líder preeminente, la voz y el rostro público del movimiento México Americano de Derechos Civiles de los 1960’s.[1] Chávez es para las/os Latinas/os lo que el Rev. Dr. Martin Luther King, Jr. es para la comunidad Afro-americana. Además, como el recipiente póstumo de la Medalla Presidencial de la Libertad, del Águila Azteca, [2] y de la estampilla de correo en los Estados Unidos Americanos en su honor, Chávez ha sido reconocido como el Latino más famoso del mundo.[3] Junto con Dolores Huerta y los organizadores Filipinos Larry Itliong and Phillip Vera Cruz, Chávez fundó el sindicato de Los Trabajadores Agrícolas Unidos de América (TAUA).[4] La TAU (En inglés UFW) luchó por el aumento de salarios y por mejores condiciones de trabajo para los trabajadores agrícolas explotados de California, y ganaron atención nacional a través de la famosa huelga de las uvas en Delano, California y los boicoteos internacionales de 1965-1970.
Aunque César Chávez es venerado como el más respectado ícono de los derechos civiles Latinos de los 1960’s, la mayoría de estudiosos y activistas pasan por alto el profundo papel que la espiritualidad cristiana jugó en su vida personal y más ampliamente en el movimiento de los trabajadores agrícolas. En las palabras de Chávez, “Hoy yo no pienso que puedo basar mi voluntad en la lucha solamente en economía pura o alguna doctrina política. Yo no pienso que me podrían sostener. Para mí la base debe de ser la fe.”[5] Este ensayo explora la formación y praxis espiritual del famoso líder Chicano de los derechos civiles César Chávez, durante la famosa huelga de las uvas de 1965-1970. Metodológicamente, tomo de la amplia—y dispar—literatura secundaria acerca de la vida de Chávez. Alguna de esta literatura resalta explícitamente la espiritualidad cristiana de Chávez;[6] la mayoría insinúa el profundo rol que la fe jugó en su educación y praxis, y ofrecen análisis explícitos acerca del papel de la religión en el movimiento de los trabajadores agrícolas.[7] Además de sintetizar la literatura secundaria existente, este ensayo también se basa en un examen sistemático de las mismas palabras de Chávez acerca de su fe, como lo expresó en su autobiografía.[8]
Éste artículo sigue un análisis cronológico de la vida de Chávez. Comienza discutiendo su temprana educación familiar dentro del catolicismo popular mexicano y su posterior mentoría en las enseñanzas sociales católicas por el clérigo Anglo Padre Donald McDonnell. Basado en los fundamentos cristianas y las habilidades prácticas que aprendió como organizador de la Comunidad para la Organización de Servicios Comunitarios usando el modelo Alisky, Chávez dirigió los Trabajadores Agrícolas Unidos a victorias históricas sobre intereses agrícolas en el valle central de California. Chávez fusionó símbolos y prácticas religiosas populares mexicanas tales como la Virgen de Guadalupe, “peregrinación,” y ayuno, con las enseñanzas sociales católicas, que lo llevó a la primera exitosa sindicalización de trabajadores agrícolas en la historia de los Estados Unidos de América. Después de sus muchos éxitos, como muchos de los íconos de los derechos civiles antes y después, Chávez tuvo fracasos morales. Este ensayo también examina el declive y la caída de Chávez, tras el crescendo del movimiento en 1975.
“Teología de las Abuelitas” y sus primeros años
César Chávez nació en 1927 a una familia inmigrante moderadamente exitosa, en el valle de Yuma, Arizona.[9] Los primeros miembros de la familia Chávez inmigraron a los Estados Unidos de América en los 1800s desde Chihuahua, México. En Arizona, ellos establecieron un negocio de carga y dirigían una granja familiar en los 160 acres de tierra adquiridos por medio del Homestead Act (Ley de Asentamientos Rurales) (1862) . A la edad de 38 años, el padre de César, Librado dejó la granja familiar para casarse con Juana estrada y se convirtió en un pequeño empresario. Librado era propietario de una tienda de comestibles, un taller de mecánica, y un salón de billares. Sin embargo, tras el inicio de la Gran Depresión, la familia Chávez perdió la tienda de comestibles y se mudaron de regreso a la granja de su abuela en Yuma.[10] Eventualmente la familia también perdió la granja, y a la edad de 12 años, Chávez, junto con sus padres y hermanos, fue lanzado en una vida de trabajo migrante en los campos de California.
Los años que estuvo en la granja con su abuela, “Mama Tella,” fueron muy formidables para el joven César. Fue durante estos años que él primero sintió el aguijón del racismo en las escuelas públicas.[11] Sus compañeros de clase lo llamaban el “mexicano sucio” y los/as maestros/as le pegaban con la regla por hablar español. Chávez recordaba que “cuando él hablaba español, los/as maestros/as se abalanzaban sobre nosotros. Me recuerdo de la regla silbando a través del aire cuando su borde caía sobre mis nudillos.”[12] La preferencia racial por estudiantes blancos era obvia, además, y cuando surgía peleas entre estudiantes mexicanos y anglos, los/as maestros/as y administradores/as tomaban el lado de estos últimos.
Desafortunadamente, tales experiencias racistas eran típicas de la vida México-americana en el Suroeste, durante la primera mitad del siglo veinte. Así como los Afro-americanos, Latinas/os eran segregados dentro de vecindarios pobres por medio de acuerdos de vivencia con restricciones racializadas.[13] Las comunidades Latinas segregadas eran conocidas como “colonias,” o “barrios,” y se multiplicaron en toda California, Arizona, Colorado, Texas, y Nuevo México como parte de la Gran Migración Mexicana de 1910-1930. Durante estos años, cerca de 750,000 inmigrantes mexicanos llegaron a los Estados Unidos de América buscando trabajo y descanso de la violencia y los disturbios de la Revolución Mexicana.[14] Ellos fueron enlistados por el Gobierno de los E.E.U.U. y por grandes compañías para suplir la escasez de mano de obra causada por la segunda guerra mundial y la prohibición racista de inmigrantes de Asia y del sur y el este de Europa. El Chinese Exclusion Act (Ley de Exclusión China) de 1882 y la Asiatic Barred Zone Act (Ley de Prohibición de la Zona Asiática) de 1917 cerró la entrada para trabajadores migrantes de la China, Japón, Las Filipinas, y toda Asia. Y la Emergency Quota Act (Ley de Cuota de Emergencia) de 1921 y la Immigration Act (Ley de Migración) de 1924 limitó la entrada de inmigrantes del Sur y Este de Europa a un chorrito.[15] Como consecuencia, los Estados Unidos de América confrontaron gran escasez de trabajadores y se volcaron a México para suplir sus necesidades. Los mexicanos llenaron roles vitales con salaries bajos en agricultura, ferrocarril, construcción de minas, y trabajos de fábrica. Aunque eran deseados como mano de obra barata, ellos no eran bienvenidos como vecinos por los sectores blancos. Esto produjo la legalización de la segregación Latina y la creación de cientos de comunidades Latinas segregadas en todos los Estados Unidos de América. ¡La segregación de alojamiento, por su parte, produjo parques segregados, piscinas, escuelas, restaurantes, salas de cine, incluso rutas de senderismo y mortuorios segregados![16] Para Latinos como César Chávez y su familia, la segregación era exhaustiva y les seguía desde la cuna a la tumba.
Los primeros años de Chávez en la granja familiar fueron también muy importantes para su formación cristiana. Su espiritualidad fue formada por su familia y fundamentada en lo que las/os teólogas/as Latinas/os han llamado “teología de las abuelitas.”[17] Porque Latinas/os a menudo carecen de instrucción religiosa, las mejores teólogas en las comunidades México-americanas son las “abuelitas.” “Nuestras abuelitas, viejitas, and madrecitas han sido las sacerdotas y teólogas funcionales de nuestra iglesia del pueblo.”[18] De acuerdo con este patrón común, Chávez adquirió el catolicismo popular mexicano de su “abuelita,” “Mama Tella.” Como huérfana, Mama Tella creció en un convento, y fue allí que ella aprendió latín y español, como también adquirió un profundo entendimiento de la doctrina cristiana.[19] Como la teóloga de la familia, ella fue quien enseño a César acerca de la oración, el catecismo católico, y la devoción a la Virgen María. Como Chávez se recordaría:
“Mama Tella nos dio un entrenamiento religioso formal…Ella siempre estaba rezando, solo rezando. Cada noche ella se sentaba en la cama y nosotros nos reuníamos alrededor de ella…Después de un Rosario ello nos hablaba de un santo en particular y nos hacía preguntas acerca del Catecismo.”[20]
De su madre Juana, César aprendió el valor bíblico de amar a los pobres. Como una católica fiel, Juana encontraba inspiración en la vida y ministerio de Santa Eduviges, quien en el siglo 13 era conocida por su generosidad a los pobres, los encarcelados, y los marginados.[21] Fue siguiendo el ejemplo de Santa Eduviges que Juana le decía a César, “tú siempre debes ayudar a los necesitados y Dios te va a ayudar.”[22] Como la hacía la iglesia primitiva, Juana recorría las calles buscando personas necesitadas y les invitaba a su casa para comer y obtener ayuda. Como lo recuenta después el adulto César:
“El día del cumpleaños del santo, en octubre 16, mi mama buscaría alguna persona necesitada a quien ayudar, y hasta recientemente, ella les invitaba a la casa, usualmente personas sin hogar. Ella saldría con el propósito de encontrar a algún necesitado, darle algo, y nunca recibir nada a cambio…”[23]
El poder de la “teología de las abuelitas” es ejemplificado vivamente por la historia de primera comunión de César Chávez. Porque la familia vivía muchas millas afuera de Yuma donde daban las clases de catecismo, la tarea de preparar a César y a su hermana Rita para la primera comunión le tocó a su abuela Mama Tella.[24] Un día después de terminar la instrucción religiosa de Mama Tella, la familia viajó a la iglesia católica en Yuma y pidieron tomar la primera comunión. Inicialmente el sacerdote Anglo se rehusó porque ellos no habían recibido instrucción religiosa formal: “Ellos no han recibido instrucción religiosa formal. No pueden tomar la Comunión…primero tienen que asistir a las clases aquí en Yuma.” Juana respondió diciendo “ellos no pueden porque vivimos en el valle a veinte millas. No podemos viajar tan lejos cada semana.” Después que el sacerdote se rehusó obstinadamente una segunda vez, ella insistió firmemente, “bueno, entonces pregúnteles algo.” El sacerdote procedió a examinar al hijo y la hija Chávez con preguntas del catecismo católico, y por su entrenamiento con la “teología de la abuelita,” César y Rita aprobaron fácilmente y recibieron su primera comunión el día siguiente.[25]
Parecido al recuento bíblico de Éxodos, podemos decir que el movimiento de los trabajadores agrícolas tiene sus orígenes en las mujeres. El éxodo israelita de su esclavitud en Egipto se originó en la fiel rebelión civil de parte de la madre de Moisés y de su hermana Miriam; igualmente, el movimiento de los trabajadores agrícolas comenzó con la fidelidad de Juana, la madre de Chávez, y su abuela, Mama Tella, quien fue la primera de enseñarle el amor de Dios y el cuidado por los marginados de la sociedad.
Después que su familia se mudó de Arizona a mediados de la Gran Depresión, el joven Chávez gastó su adolescencia como un granjero migrante en California.[26] La familia entera recogía frutas y vegetales en Brawley y Oxnard, y algodón en el Valle de San Joaquín. Notablemente, es durante estos años que César experimentó en su propia vida las condiciones deplorables de trabajo y explotación en las que vivía la comunidad de trabajadores agrícolas. Como adolescente el continuó sintiendo el aguijón del racismo en la forma de escuelas, alojamiento, restaurantes, tiendas, y salas de cine segregadas.[27] El adulto Chávez recordaba el prejuicio extremo en las escuelas públicas:
“Ellos te hacían correr vueltas alrededor de la pista si te encontraban hablando español, o los/as maestros/as en las clases te hacían escribir en el pizarrón ‘no hablaré español,’ o me acuerdo como una vez un maestro colgó una señal en mi cuello que decía ‘soy un payaso, yo hablo español.’”
A la edad de 17 años, César se enlistó en la armada para pelear en la Segunda Guerra Mundial. Después de dos años de servicio en el Sur del Pacífico, él regreso a trabajar en los campos una vez más. En 1948, él se casó con Helen Fabela y juntos comenzaron una familia. En 1952 ellos se mudaron para San José donde César consiguió empleo en una serrería.[28]
La OSC y la enseñanza social católica
Fue en esa misma ciudad de San José donde Chávez fue introducido formalmente a la teología de justicia social bajo la mentoría del sacerdote anglo católico romano Padre Donald McDonnell.[29] Los dos se encontraron en una parroquia en el barrio de Sal Si Puedes, y McDonnell era uno de los cuatro sacerdotes que integraban la “Spanish Mission Band” (Banda de Misiones Españolas), a la cual le había sido asignado el ministerio a los mexicanos en las zonas rurales de San José y Stockton.[30] En otra nota de interés, Chávez conoció a Dolores Huerta, otra figura clave en la lucha de los trabajadores agrícolas, por medio de la Banda de Misiones en Stockton.[31]
Observando su potencial de liderazgo, McDonnell tomó a Chávez bajo su tutela y lo introdujo a la historia laboral, organización comunitaria, y a las enseñanzas sociales de la iglesia católica.[32] En las palabras de Chávez:
“Yo comencé a gastar mucho tiempo con el Padre McDonnell. Teníamos largas conversaciones acerca de los trabajadores agrícolas. Yo sabía mucho del trabajo, pero no sabía nada acerca de la economía…Y luego el leía mucho. Entonces fue que yo comencé a leer las Encíclicas, San Francis, y Gandhi, que me explicaban el caso para obtener justicia social”[33]
Chávez fue influenciado especialmente por el encíclico del Papa Leo XIII, Rerum novarum (1891) y el encíclico del Papa Pío XI, Quadragesimo anno (1931) los cuales discutían las responsabilidades morales que le debía el capital al trabajo.[34] De acuerdo a la enseñanza papal en Rerum novarum, los empleadores poseen la obligación moral de pagar a sus trabajadores salarios que son suficientes para sostener la vida de sus familias.[35] Además, este encíclico sostiene el derecho de los trabajadores de formar sindicatos y asociaciones de trabajo y de hacer huelga.[36] En una poderosa declaración del amor de Dios y de preocupación por los pobres y marginados, el Papa Leo XIII afirma en Rerum novarum:
“Dios mismo parece inclinarse a aquellas personas que sufren infortunio; porque Jesucristo llama a los pobres “benditos”; el invita amorosamente a los que están cargados y trabajados a que vengan a Él para encontrar consuelo; y Él muestra la más tierna caridad hacia los humildes y oprimidos.”[37]
Después de su entrenamiento espiritual formativo con el Padre McDonnell, Chávez fue a trabajar como organizador comunitario con la Organización para Servicio a la Comunidad (OSC).[38] La OSC fue fundada in Boyle Heights en 1948 por Edward Roybal (el primer Latino elegido al Consejo de la Ciudad de Los Ángeles en el siglo 20), Fred Ross, y veteranos México-americanos. La OSC creó un movimiento en contra de la discriminación en alojamiento, empleo, y educación, y buscaba construir una base de poder político para la comunidad México-americana en California. Por su trabajo en la OSC, Chávez fue sumergido en el mundo de la política y de organización comunitaria, como también recibió mentoría por los veteranos organizadores laborales Fred Ross y Saul Alinsky. Chávez organizó capítulos de la OSC en pueblos pequeños y barrios en toda California, dirigió clases de ciudadanía y campañas de registro para votantes, y sirvió como cabildero para asuntos México-americanos en Sacramento. Él sirvió diez años como organizador de la comunidad en la población México-americana en California, y eventualmente fue elevado al rango de director nacional de la OSC.[39]
Fe, Lucha, y la no violencia en el movimiento de los trabajadores agrícolas
En 1962, Chávez abandonó su cargo con la OSC para perseguir su sueño de organizar a los trabajadores agrícolas mexicanos.[40] Con pocos fondos y pocos que lo apoyaban, Chávez, junto con Dolores Huerta, Fred Ross, y su primo Manuel Chávez, lanzó la Asociación Nacional de Trabajadores Agrícolas (ANTA) en el Valle de San Joaquín.[41] La ANTA funcionó mayormente como una asociación de ayuda mutua; en contraste a los sindicatos tradicionales, patrocinaba seguro de entierro, una unión de crédito, una gasolinera, y una tienda de comestibles.[42] Chávez reclutó nuevos miembros para la ANTA a niveles de base, yendo de casa en casa y hablando con pequeños grupos de trabajadores.[43] La estrategia de reuniones en las casas alivió los temores de los trabajadores agrícolas porque les permitió planear y organizarse afuera del ámbito de los cultivadores, quienes de otro modo podrían tomar represalias en contra de ellos. Para unirse, miembros era requeridos de pagar una cuota mensual de $3.50.[44] Esto fomentó un sentido de compromiso y propiedad, como también permitió que la ANTA permaneciera independiente sin tener que responder a intereses externos.
En 1965, la organización naciente fue invitada por Larry Itliong y otros líderes Filipino del Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas (COTA) a participar en una huelga en contra de los productores de uvas del Valle Central.[45] El día de la celebración de la independencia mexicana, septiembre 16 de 1965, Chávez y la ANTA votaron unánimemente a unirse a la huelga de las uvas. Como resultado natural de la colaboración en la huelga de las uvas, la ANTA y la COTA se fusionaron para formar el Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas Unidos (COTAU) el 22 de agosto de 1966.[46] La huelga duró cinco años y resultó ser la primera organización de trabajadores agrícolas exitosa en la historia de los Estados Unidos de América.[47] También catapultó a Chávez al reconocimiento internacional. En un extraño giro de ironía, Chávez ni siquiera inició la misma huelga que lo haría famoso. Quizás Dios mantenía humilde a Chávez mostrándole que su éxito no se originaba en sus esfuerzos, sino que venía solamente de Dios.
A menudo se pasa por alto el rol central que jugó la fe cristiana en la vida de Chávez y en la lucha de los trabajadores agrícolas. El carácter radical único que tenía el movimiento de trabajadores unidos era de hecho una fusión creativa del catolicismo popular mexicano, las enseñanzas sociales del catolicismo tradicional, y los métodos de organización comunitaria basados en Alinsky. En las palabras del reconocido historiador Chicano, Mario García, “Fue la fe de César más que cualquier cosa la que le proveyó la fuerza en su larga y ardua lucha. Su movimiento de trabajadores agrícolas era primero que todo un movimiento basado en la fe, porque César entendía el poder de la fe.”[48] Chávez fue claro y directo acerca del papel de la fe en sus esfuerzos de organización sindical:
“Hoy yo no pienso que puedo basar mi voluntad en la lucha solamente en economía pura o alguna doctrina política. Yo no pienso que me podrían sostener. Para mí la base debe de ser la fe… Mientras la mayoría de las personas que se sentían atraídas al liberalismo o al radicalismo salían de la iglesia, yo fui en la dirección opuesta. Entre yo más aprendía y entendía, más me acercaba a la iglesia.”[49]
La TAU fusionó símbolos religiosos populares mexicanos con prácticas tales como la devoción a la Virgen de Guadalupe, “peregrinación” y ayuno, con las enseñanzas sociales católicas. Esta praxis religiosa fue encarnada más claramente en la famosa marcha a Sacramento, como también en el ayuno de 25 días de Chávez en 1968.
En 1966, el movimiento de los trabajadores agrícolas obtuvo atención nacional como parte de la famosa marcha de 250 millas, veinticinco días desde Delano a Sacramento.[50] Lo que muchos conocen, sin embargo, es que Chávez diseño esta marcha famosa como un peregrinaje penitencial, o una “peregrinación.” Tomando de las tradiciones religiosas populares mexicanas, el llamó a la marcha: “penitencia, peregrinaje, y revolución.”[51] De acuerdo con la tradición católica, penitencia es una práctica en la que los/as participantes expían por sus pecados cometidos después del bautismo. Además, peregrinaje es una práctica espiritual por medio de la cual los/as peregrinos/as adquieren mérito delante de Dios. Chávez vió la marcha a Sacramento en términos de esta tradición espiritual mexicana y católica:
“La procesión penitencial está también en la sangre México-americana, y la marcha de Delano [1966] será también una de penitencia por los pecados de los huelguistas, sus pecados personales como también cuando ceden a sentimientos de odio y venganza en la huelga misma. Ellos esperan que con la marcha lograrán paz con el Señor, de manera que lo justo de su causa será purificada de otras motivaciones menores.”[52]
En mayor significado religioso, el peregrinaje penitencial era guiado por un sacerdote en su atuendo clerical completo, y una bandera de La Virgen de Guadalupe.[53] Chávez y sus seguidores llegaron a Sacramento durante la Semana Santa, y concluyeron su peregrinaje con la celebración de la misa.[54]
Ya para 1968, algunos miembros del sindicato se tornaron violentos como reacción de los ataques físicos de parte de los productores, y una percibida falta de progreso.[55] Los trabajadores desmoralizados arrojaron clavos en las carreteras para dañar los neumáticos de los carros de los cultivadores y de la policía, volaron las bombas de irrigación, e incluso quemaron los cobertizos de empaque llenos de uvas. A manera de reacción, Chávez se embarcó en un ayuno de 25 días en febrero 15 de 1968, con el fin de “detener el movimiento, hacer algo que nos obligaría a lidiar con el asunto de la violencia y de nosotros mismos.”[56] El ayuno estaba dirigido a reforzar el compromiso de la TAU a la no violencia, y marcó el segundo momento especial en la lucha de los trabajadores agrícolas.
Para Chávez, el ayuno era un ejercicio espiritual y una forma de penitencia por sus propios pecados y la de sus seguidores.[57] No era una “huelga de hambre” dirigida a alcanzar una meta política o para forzar a sus adversarios a someterse a sus demandas.[58] Por medio del ayudo, él buscaba la intervención divina de Dios en “la causa” como buscaba purificarse a sí mismo y el movimiento de trabajadores agrícolas de sus pecados y de la tentación de apropiarse de la violencia. De hecho, durante cada día del ayuno, Chávez celebraba misa y recibía comunión.[59] Las celebraciones de misa eran comunes durante toda la huelga y se le ha denominado “liturgias de protesta.”[60] Refiriéndose a los fundamentos cristianos de su ayuno de 1968, Chávez afirmó:
“Mi ayuno es informado por mi fe religiosa y por mis profundas raíces en la iglesia. No lo intento para presionar a nadie sino solamente como una expresión de mi profundo sentimiento y de mi propia necesidad de hacer penitencia y de estar en oración.”[61]
“Ruego a Dios que este ayuno sea una preparación para múltiples y simples acciones de justicia, llevadas a cabo por hombres y mujeres, cuyos corazones se enfoquen en el sufrimiento de los pobres y quienes añoran con nosotros por un mundo mejor.”[62]
Chávez fue malentendido por muchos/as en el movimiento que veían su ayuno como un “pastel celestial en el cielo.” Él fue criticado fuertemente por Tony Orendain, el secretario y tesorero del sindicato, como también otros/as que le apoyaban por ejemplo la Fundación de Áreas Industriales de Saúl Alinsky y otros sindicalistas progresivos.[63] El abogado de la TAU, Jerry Cohen, reflexiona honestamente acerca del dilema confrontado por el sindicato mientras pretendía promover libertad religiosa, pero a su vez, denunciaba las expresiones religiosas que tomaban lugar en la lucha de los trabajadores agrícolas: “Es extraño como algunas personas reaccionan cuando profesar creer en la libertad de expresión y de religión. Ellos toleran cualquier cosa, excepto la religión. Muchos liberales y radicales estaban enojados.”[64]
De acuerdo a Dolores Huerta, Chávez vio la oración y el ayuno como las claves para el éxito de la huelga de las unas y de la mayor lucha de los trabajadores agrícolas:
“Yo sé que no es fácil de entender para las personas que no son mexicanas, pero esto es parte de la cultura mexicana—la penitencia, la idea entera de sufrir por algo, de auto-castigarse. Es una tradición muy larga. De hecho, César decía a menudo en sus discursos que nosotros no ganaremos usando la violencia; nosotros ganaremos por medio de ayuno y oración.”[65]
Al final Chávez fue vindicado. Su ayuno engendró un cambio crítico en el movimiento y, en las palabras de un observador: “La ironía del ayuno es que terminó siendo una de las mejores herramientas organizativas en la historia del movimiento laboral…”[66] De acuerdo a Chávez, los resultados fueron “como un milagro” porque “el horario de trabajo comenzó a aumentar, la dedicación creció, y la cuestión entera de usar violencia cesó inmediatamente.”[67] El boicoteo de las uvas se expandió internacionalmente, y el sindicato recibió una donación de $50,000 para comprar un nuevo edificio. Muchos visitaron a Chávez en la sede de cuarenta acres en Delano, trayendo crucifijos y altares a la Virgen de Guadalupe, e incluso estableciendo una ciudad de tiendas de campaña.[68] Además, Chávez y sus muchos partidarios celebraban misa juntos todos los días, como expresión de solidaridad religiosa. Los servicios eran dirigidos por sacerdotes llevando vestimentas hechas de las banderas del sindicato, y la comunión era celebrada con el vino y las tortillas del sindicato.
El ayuno obtuvo amplia cobertura por los medios nacionales. Solamente un mes antes de su asesinato, El Rev. Dr. Martin Luther King, Jr. envió un telegrama expresando su apoyo; Chávez fue famosamente visitado por el Senador Robert Kennedy, quien era el candidato presidencial. En marzo 11, 1968, con Kennedy a su lado, Chávez rompió su ayuno con la celebración de misa en la parte trasera de un camión de plataforma.[69]
La firme creencia de Chávez en la no violencia fluía de sus convicciones cristianas. Esas convicciones fueron formadas más directamente por la “teología de las abuelitas” de su juventud, de las enseñanzas sociales católicas, y de los ejemplos históricos de San Francisco de Asis, Gandhi, y Martin Luther King, Jr.[70] Para Chávez, la no violencia no era lo mismo que ser pasivo, sino que involucraba el uso de métodos y estrategias pacíficas tales como boicoteos, huelgas, peregrinajes, oración y ayuno: “la gente igualan la no violencia con inacción—con no hacer nada—y no es eso en lo absoluto. Es exactamente lo opuesto.”[71] Chávez hablaba de su método como “la no-violencia militante” y el ‘“Jiu-jitsu moral” Gandhiano.[72] De acuerdo a Chávez, además, el uso de la violencia no era efectivo porque los cultivadores manejaban mayor poder por medio de las fuerzas de policía local. Dicho simplemente, los cultivadores siempre ganarían una confrontación violenta porque ellos tenían la policía de su lado. Trazando una analogía bíblica, retar a los cultivadores a una batalla de fuerza física sería como si el cristianismo primitivo naciente hiciera guerra contra Roma y el poderoso ejército del César.[73]
La madre de César le comunicaba la sabiduría de la no violencia por medio de “dichos,” o refranes populares mexicanos. Estos dichos desafiaban la lógica del machismo y hacían eco de las enseñanzas de Jesús, de amar al enemigo y de “poner la otra mejilla.” De acuerdo a Chávez,
“Ella les ensenó a sus hijos a rechazar esa parte de la cultura que muy a menudo les dice a sus jóvenes que uno no es hombre si no pelea. Ella diría, ‘no es mejor poner la otra mejilla. Dios les dio los sentidos como los ojos, la mente y la lengua, y uno puede salirse de cualquier cosa. Se necesitan dos para luchar, y una persona sola no lo puede hacer sola.’”[74]
Chávez también buscaba en la historia por modelos exitosos de activismo no violento. Tomando de su trasfondo católico, el encontró inspiración en la historia de Moisés y del éxodo de Israel de Egipto, como también en la vida de Cristo y de la persecución de la iglesia primitiva por Roma. Gandhi fue una inspiración central:
“Algunos de los éxitos de la no violencia han sido alcanzados en la historia. Moisés es quizás el primer y mejor ejemplo. Cristo es también un ejemplo hermoso, como lo es la manera de la que los cristianos superaron la tiranía. Ellos necesitaron más de trecientos años, pero lo lograron. El ejemplo más reciente es Gandhi. Para mí, ese es el más bello de todos. Podemos examinarlo más de cerca porque ocurrió durante nuestra vida.”[75]
Es concebible que Chávez miraba a los trabajadores agrícolas como israelitas modernos que estaban siendo oprimidos por el “Egipto” de sus días, los cultivadores, la policía, y oficiales políticos locales. Trazando otro paralelo con la experiencia de Jesús y con la iglesia primitiva, tal vez él también miraba a los cultivadores como el imperio romano que oprimían violentamente las comunidades judías del primer siglo.
Dando eco a las enseñanzas de Jesús y a los “dichos” de su temprana educación, Chávez veía el sufrimiento, el sacrificio y el amor a los enemigos como el camino hacia la liberación de los trabajadores agrícolas. Aunque Chávez clamaba que amar a los enemigos era una clave principal de resistencia no violenta, él era honesto en su evaluación insistiendo que no era fácil de encarnar.:
“El amor es el ingrediente más importante en el trabajo no violento—amar al oponente—pero realmente aún no hemos aprendido a como amar a los cultivadores. Creo que hemos aprendido a como no odiarlos, y quizás el amor llega en etapas.”[76]
La creencia de que Dios estaba del lado de los trabajadores agrícolas y de que Jesús era la fuente de justicia era esencial a la práctica de no violencia de Chávez era. La idea de la preocupación especial de Dios por los trabajadores agrícolas es apoyada conmovedoramente en el libro de Santiago:
“4 Escuchen! El salario de los obreros que trabajaron sus campos, los cuales ustedes guardaron por fraude, claman, y los gritos de los que cosechan han alcanzado los oídos del Señor de los ejércitos. 5. Ustedes han vivido en la tierra en lujo y en placer; han engordado sus corazones para el día de la matanza. 6 Ustedes han condenado y matado el justo, que no los da resistencia.” James 5: 4-6 (NRSV)
Además, porque Dios había oído los gritos de los trabajadores agrícolas, la victoria del boicoteo de las uvas vendría últimamente de la mano de Dios. No sería el resultado de esfuerzos humanos, no importa cuán estratégico sea. En las palabras de César:
“La única justicia es Cristo—la justicia de Dios. Nosotros somos las victimas de muchos engaños de las cortes, pero la verdadera justicia vendrá finalmente, después. No viene de las cortes, sino que viene de una serie de circunstancias, y yo creo que la mano de Dios está en ello. Dios tiende a escribir muy recto en líneas torcidas.”[77]
Aunque a menudo Chávez es citado en los estudios Chicanas/os como un ícono del nacionalismo cultural, como King, él se suscribía a una noción de comunidad que trascendía fronteras raciales y denominacionales.[78] Usando el lenguaje de King, su visión era la “comunidad amada” de personas de todas las naciones y lenguas (Apocalipsis 7: 9-10; Gálatas 3: 28-29).[79] En palabras sencillas y conmovedoras, Chávez afirmó que la meta de su movimiento era ayudar a toda la humanidad, sin consideración de afiliaciones raciales. Chávez se oponía al nacionalismo cultural extremo que caracterizaba parte del movimiento chicano, y rechazaba el nacionalismo estrecho como racista y divisivo:
“La Raza? Porqué ser racistas. Nosotros creemos en ayudar a todas las personas, no solamente una raza. La humanidad es nuestra creencia.”[80]
“Nosotros nos oponemos mucho a este negocio de La Raza. Nosotros sabemos lo que causa. Cuando La Raza significa o implica racismo, nosotros no lo apoyamos. Pero si significa nuestra lucha, nuestra dignidad, nuestras raíces culturales, entonces nosotros lo apoyamos.”[81]
Vale la pena notar que Chávez, como King, abrazaron el ecumenismo cristiano. Aunque él era un devoto católico romano, Chávez se asoció con la comunidad pentecostal y el ministerio protestante para los migrantes en California (MPMC) (Protestant California Migrant Ministry).[82] Auspiciada por el Consejo Nacional de Iglesias y el liderazgo del pastor presbiteriano Chris Hartmire, el MPMC trabajó muy de cerca con la TAU y sirvió como catalizador para reclutar el apoyo de la iglesia protestante.[83] Chávez vino a conocer a Chris Hartmire y el MPMC por medio de los organizadores Fred Ross and Saul Alinsky.[84] El MPMC financió muchas de las acciones de la TAU, e incluso desarrolló una “teología de la huelga” muy persuasiva contra las protestas de los críticos conservadores.[85] De hecho, muchos protestantes apoyaban La Causa no solo financiera y teológicamente, sino también sirviendo en las filas de piquete de huelga y los boicoteos, escribiendo cartas a los políticos y los periódicos, y documentando la violencia de los cultivadores en contra de los trabajadores agrícolas.[86] Sin embargo, el apoyo del MPMC a la TAU no ocurrió sin su costo político; La MPMC confrontó fuerte oposición de los cultivadores protestantes y de las fuerzas conservadoras dentro de la denominación presbiteriana.[87] Basándose en su experiencias cristianas interdenominacionales, Chávez redefinió la iglesia cristiana en términos amplios y ecuménicos. Él también afirmó fuertemente que la iglesia debería jugar un rol vital en todos los movimientos de justicia:
“Cuando nos referimos a la iglesia, deberíamos de definir la palabra un poquito. Nosotros queremos decir toda la iglesia, la iglesia como cuerpo ecuménico propagado alrededor del mundo, y no solo su forma particular en una parroquia en una comunidad local…La iglesia es una forma de la presencia de Dios en la tierra, de manera que naturalmente es poderosa. Es una fuerza moral y espiritual poderosa que no puede ser ignorada por ningún movimiento.”[88]
El declive de Chávez y la TAU
Hasta aquí este ensayo se ha enfocado en la praxis espiritual de César Chávez y de la TAU durante los “días gloriosos” de la huelga de las uvas durante 1965-1970. A finales de los 1960, casi todos los cultivadores de uvas habían firmado contratos con el sindicato, y para 1970, los salarios de los trabajadores agrícolas habían aumentado 40%.[89] Los cinco años siguientes, la TAU continuó con una serie de victorias en contra de los cultivadores, lo cual culminó con la aprobación de la Ley de Relaciones Laborales Agrícolas en California (LRLAC) en Mayo de 1975.[90] Esta legislación concedió muchos derechos a la TAU, incluyendo el derecho de boicotear, derecho de elecciones por balota secreta, derecho de votos a los trabajadores migrantes de temporada, y control sobre el momento de tener elecciones sindicales.
De acuerdo al historiador Matthew García y otros, Chávez y la TAU comenzaron su declive precipitado en noviembre del 1976 con el fracaso de La Propuesta 14.[91] Con Chávez como punta de lanza, La Propuesta 14 buscaba garantizar fondos para la LRLAC, como también pedía acceso ininterrumpido a los trabajadores agrícolas en los campos por los organizadores sindicales. La Propuesta 14 fue rechazada rotundamente por los votantes californianos a un margen de 2 por 1.[92] Después de su mayor pérdida política, se dice que Chávez se hizo crecientemente autocrático y despreciaba la disidencia. También lanzó una purga de personal sindical y de voluntarios en la sede del sindicato y en todo el país. Según el líder filipino de trabajadores agrícolas Philip Vera Cruz: “En la TAU el poder solo lo tenía César, él daba poder a ciertos individuos bajo su dirección.”[93]
Chávez incluso intentó de crear una orden religiosa centrada en su propia persona y la religión de la Nueva Era de Synanon, como un medio de establecer control.[94] Una de las características de Synanon era “el juego.” Como parte del juego, una persona se sentaba en el centro de un círculo mientras otros le lanzaban insultos y acusaciones durante una hora. La meta era “producir la verdad, comunicación, una catarsis.”[95] La influencia de las enseñanzas de Synanon llegó a ser tan fuerte en Chávez, que hasta llegó a declarar, “yo utilizo mi aura para dirigir el sindicato.”[96] Según el estudioso religioso Luis León, Chávez “creía en su propio mito, exhibiendo señales de megalomanía y paranoia”[97] A finales de los 1970, Chávez y la TAU parecían estar asociadas más de cerca a Synanon que al catolicismo.[98]
Muchos salieron de la TAU, a raíz de Synanon y de la purga y prácticas autocráticas de Chávez.[99] Aunque la TAU continuaría teniendo un poco de éxito por un número de años, para cuando Chávez falleció en 1993, la membresía de la TAU se había desplomado de un máximo de 80,000, a solamente 5,000.[100]
Conclusión
El genio creativo de Chávez como organizador brilló más fuerte durante la huelga de las uvas. Tomando de la “teología de las abuelitas” en su juventud, Chávez fusionó de una manera original el catolicismo popular mexicano, las enseñanzas sociales católicas, y los métodos de organización comunitaria basados en Alinsky, que lo llevó a la formación del primer sindicato agrícola en la historia de los Estados Unidos de América. El famoso peregrinaje a Sacramento durante la Semana Santa y los 25 días de ayuno espiritual en 1968, representan ejemplos excelentes de esa fusión innovadora. El profundo compromiso que Chávez tenia a la no violencia también fluía de su fe cristiana y era inspirado por los ejemplos de Moisés, Jesucristo, la iglesia primitiva, Gandhi, y el Reverendo Martin Luther King, Jr. Su espiritualidad y praxis cristiana fue más prominente durante la década del movimiento de los trabajadores agrícolas.
Desde la perspectiva de la historia de la iglesia, sin embargo, el movimiento comenzó a declinar después del 1975, cuando Chávez dejó de poner su enfoque en Cristo y se volvió cada vez más centrado en sí mismo. Aunque el continuó su compromiso por la no violencia, el ignoró dos enseñanzas bíblicas claves—liderazgo de servicio y permanencia en Cristo.
El llamado cristiano a un liderazgo de servicio fue articulado por Jesús en su regaño a los discípulos en camino a Jerusalén. Después que Santiago y Juan pidieron egoístamente sentarse en posiciones de honor y autoridad al lado de Jesús en el reino venidero, Jesús les explicó la naturaleza del liderazgo “al revés” en el reino de Dios. Diferente a como los romanos gobernaban por medio de la fuerza y fíat, Los que seguían a Jesús habría de dirigir a base de un modelo de humildad y de servicio:
“Ustedes saben que los gobernadores de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y sus grandes son tiranos sobre ellos. No será de esta manera entre ustedes; sino quienquiera ser grande entre ustedes tendrá que ser su sirviente, y quien quiera ser el primero entre ustedes tendrá que ser su esclavo; así como el hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir, y a dar su vida por rescate los muchos.” Mateo 20: 25-28
Tristemente, Chávez no tomó en su corazón estos aspectos importantes de las enseñanzas de Jesús, y como se ha discutido ya, él se hizo cada vez más autoritario después del fracaso de La Propuesta 14, en 1975. Al hacer eso, el imitó el modelo de liderazgo de los mismos cultivadores que oponía, y como consecuencia, fomentó una rebelión a gran escala de parte del liderazgo y la membresía de la TAU.
Desde la perspectiva de la teología pastoral, el egocentrismo de Chávez, por su naturaleza, causó que quitara sus ojos de Cristo, quien él clamaba había sido el origen de su éxito anterior. Esa descentralización espiritual fue demostrada más claramente en su fracasado intento de establecer una orden religiosa basada en su persona y so auto-proclamación: “Yo dirijo el sindicato con mi aura.” Como resultado, el dejó de “permanecer en Cristo” y el declive de la TAU fue su consecuencia natural. Como Jesús nos enseña—irónicamente usando la metáfora de las uvas—“yo soy la viña; ustedes son las ramas. Si permanecen en mí y yo en ustedes, ustedes llevarán muchos frutos; fuera de mí nada pueden hacer” (Juan 15:5-6). El ejemplo de Chávez nos ofrece una advertencia clara a todos/as los/as cristianos/as que aspiran a una vida de justicia social y activismo: él éxito en los esfuerzos cristianos por justicia social no es el producto de astucia cristiana y de estrategias y tácticas cuidadosamente concebidas—es, primero que todo, el fruto de Dios experimentado en la vida de todos aquellos/as que se aferran a Cristo.
Desafortunadamente, la centralidad de la fe en la praxis de César Chávez, así como en la vida de otros líderes de derechos civiles como Martin Luther King Jr., es a menudo ignorada tanto en círculos académicos como activistas. Casi sin excepción, las discusiones académicas de Chávez y de King los reclaman como modelos a seguir, mientras a su vez los depuran de su fe cristiana. Ellos toman al “reverendo” de King y la “teología de las abuelitas” de Chávez. También ignoran el importante papel que la iglesia cristiana jugó en los grandes éxitos de los derechos civiles en los 1960. La mayoría se ha olvidado de las raíces espirituales de Chávez y de King, y por lo consiguiente se han olvidado del origen de su poder.
Recordar las raíces y practicas espirituales de Chávez es ahora más importante que nunca. A raíz de la presente elección presidencial y el sunami de sentimientos y políticas anti-inmigrantes que ha surgido, miles de Latinas/os han sido movidas/os a la acción. Ellos/as miran a Chávez como ícono de la justicia social Latina/o, pero no están conscientes del papel que jugó el cristianismo en su organización y praxis. Además, muchas/os desean integrar su espiritualidad cristiana con su activismo, pero tiene pocos modelos a seguir, ya sea en el mundo del activismo secular o en la iglesia. Como ejemplo inspirador a la creciente generación de activistas Latinas/os, se espera que este ensayo pueda proveer un mapeo de los principios básicos y métodos espirituales que empoderaron a César Chávez y al Sindicato de Trabajadores Agrícolas Unidos.
[Este ensayo fue traducido al español por Néstor Medina.]